Corrió en busca del cartel luminoso que cada vez parecía más y más lejano, tal vez estaba cansada, pero ¿Por qué? No sabía cuánto había caminado, de dónde venía, por qué su flequillo olía a dentífrico… solo tenía su nombre, el resto del paisaje comenzaba a ser descubierto por sus ojos, como un renacer. Entonces cuando menos lo esperaba, el objetivo se presentó gigante. Un enorme letrero intentaba explicar aquella extraña situación:
“Bienvenidos al reino de Alzheimer”.
Por favor deposite sus pertenencias y recuerdos en mesa de entrada
Tuvo que acercarse para leer la letra pequeña y se sintió indignada.
-¿Qué mesa de entrada?- gritó ofendida al borde del llanto nuevamente.
Y esta vez tenía razón. El cartel estaba clavado sobre una pequeña lomita ubicada exactamente en medio de la nada. Arcimbolda creyó que era una broma de muy mal gusto y mientras releía la frase escrita (porque ya la había olvidado), repitió suplicante:
-¿Qué mesa de entrada? Ya, ni recuerdo lo que es una mesa de entrada.
Entonces, como si hubiese pronunciado las palabras mágicas, una grieta dividió lo que antes parecía el horizonte y una luz cegadora dibujó un enorme portal. La princesa se pellizcó la nariz para asegurarse de que aquello era real y abrió la boca sorprendida.
-Señorita, disculpe- susurró una voz de mujer un tanto nasal- No quiero interrumpirle pero…
Arcimbolda yacía dormida sobre una larga, larguísima barba canosa. Se levantó precipitadamente y volteó en busca de lo que antes había sido un portal dibujado frente a sus narices.
Todo parecía diferente, el paisaje era verde, muy verde y frondoso.
-Oh no, no hay retorno señorita, no hasta que usted sepa volver solita. ¿Podría dejar de pisar…?- Suplicó la mujer impaciente.
Solo entonces la princesa notó que estaba parada sobre la barba de la mujer que le hablaba y horrorizada reparó en el aspecto de su cabello desalineado y sus anteojos extremadamente grandes.
-Arcimbolda y Boby- se apresuró para romper el hielo
-Si, si- dijo la mujer indiferente, mientras leía un largo pergamino- los esperábamos. Yo soy la mujer barbuda como habrás notado, la portera del reino de Alzheimer, agente de inmigración acomodada por el comandante de la frontera Fimetrov, que por cierto esta perdidamente enamorado de mi- confesó vanidosa mientras se alisaba el bello facial
-¡Oh un placer conoceros!- mintió la princesa que no lograba salir de su asombro.
-Cual es su procedencia?- preguntó la mujer
-Mmmm, disculpe pero no recuerdo muy bien- confesó apenada Arcimbolda mientras rascaba su frente con el dedo mas largo, como quien piensa intensamente.
-Excelente- Exclamó la mujer barbuda anotando en un papel. Prosiguió- ¿Edad?
- No se
-Nombre del país que habita? Actividades o deportes cotidianos? Alergias?
-No
-Apellido de soltera de la madre del vecino de la reina de Inglaterra
- No? – La joven ya se impacientaba con el cuestionario- Os aviso que sólo sé mi nombre porque lo anoté en la pata de mi amigo, gentil dama, ¿Podríais?...
-Si, claro jovencita, en Alzheimer hablamos castellano postmoderno- interrumpió la mujer con su voz constante, invariable en expresiones mientras sus ojos no se despegaban del pergamino
-Quisiera…
-Todos quieren lo mismo- volvió a interrumpir- ninguno lo consigue: recuperar la memoria. Aquí estoy para darle la bienvenida. Este es el mapa y el cristal susurrón, intente no perderlos ya que el presupuesto solo permite uno de cada uno por viajero. Su memoria se encuentra guardada en un sobrecito de té de tilo, en la caja especial con cerraduras ultramodernas, enterrada en el jardín de la casita que está al final del pantano, en la zona gelatinosa, donde vive el Caracol que leyó a Krishnamurti, no el otro, no los confunda. Hay muchos caracoles en Alzheimer pero sólo uno leyó a Krishnamurti.Puedeayudarteaencontrarloelpájaroquetropezóconlalunasiempreycuandonoesteentretenidoconlapájarapintaquees…
blaBlaBLablaA
El discurso de la mujer barbuda resultaba un trabalenguas para Arcimbolda que se limitó al mapa y la escuchó por educada nomás.
Abandonó la mesa de entrada, Lo miró a Boby estupefacta y le susurró al oído “No entendí nada de lo que explicó, pero una cosa sí me quedó clarita: Nunca te acerques a las cavernas del inframundo de Kotrumm”
CONTINUARÁ...
Muy bueno anto!!! me encanta, voy a mandar dibujitos!!
ResponderEliminargenial, jjjajajaja, fausto todavia se rie porque le lei a a la señora apretandome la nariz...jajaja muy bueno
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