Sin recordar siquiera su condición de princesa, Arcimbolda se dispuso a recorrer aquellos caminos desconocidos que se presentaban extensos y muy diferentes a lo que el mapa, entregado por la mujer barbuda, indicaba.
Volvió a examinar el dibujo de Alzheimer plasmado en el papel. La casa del caracol estaba realmente lejos, llegar hasta el jardín en que se encontraba enterrada su memoria implicaba atravesar aquel reino por completo. Sus ojos se detuvieron en un sector delineado con trazos firmes y angulares. Aparentaba ser la zona montañosa en que habitaba Kotrumm, lo dedujo tras leer una nota con letras mayúsculas que advertía: “PELIGRO. ZONA PROHIBIDA”
-Ni lo sueñes- dijo una vos muy débil que provenía del pastizal
Arcimbolda miró nerviosa a su alrededor y desconfió del silencio de Boby. No era posible que el muñeco hablase. Luego de examinarlo y convencerse de que él no había emitido sonido alguno se sintió observada y preguntó simulando valentía:
-¿Quién se oculta cobardemente y habla sin mostrar su rostro?
-¿Cobardemente? ¡Ah desagradecida! Pues bien, pasea por donde te plazca, pero no digas que no te lo advertí. Adiós.
-¡No! Por favor, regresa. Te pido disculpas. ¿Podrías mostrarte?- Suplicó sintiéndose avergonzada.
-Nunca estuve escondida. Aquí abajo, justo detrás de la roca azul.
En ese momento Arcimbolda notó que el paisaje de Alzheimer era extremadamente colorido y las rocas podrían confundirse con confites multicolores desparramados sobre los pastizales. Impulsada por la divertida semejanza se arrodilló y tomando una piedra amarilla del tamaño de una nuez, se la llevó a la boca y la escupió inmediatamente tras corroborar que no eran dulces y que sabían a tierra seca – aunque nunca antes había probado el sabor de la tierra seca-
Detrás de la roca azul, encontró a su interlocutora que reía locamente.
-Muchos creen que son confites- dijo divertida- simplemente rocas, nada más.
-Bien, por si no lo sabes, no recuerdo muy bien que digamos qué es un confite y qué es una roca- se excusó Arcimbolda muy molesta- y para ser sincera tampoco recuerdo haber visto un insecto como tú en mi vida
-Pues sí lo sé, porque vivimos en el reino de Alzheimer y aquí nadie recuerda nada jovencita- explicó impaciente, imitando el tono molesto de Arcimbolda- Y, nunca viste un insecto como yo, en primero lugar porque no soy un insecto, y en segundo lugar porque nunca antes estuviste aquí, y nosotras las ñathas pertenecemos a la flora de este reino.
Arcimbolda acomodó a Boby sobre su hombro y se sentó junto a la ñatha dispuesta a obtener un poco de información. Volvió a observarla y pensó que más bien debía pertenecer a la fauna del lugar por la similitud que tenía con los cascarudos pero, al parecer la ñatha adivinó sus pensamientos y con un saltito seco sobre la roca azul, lo que antes simulaba un caparazón se convirtió en muchísimos pétalos violeta del que salían hojas en todas direcciones. Las hojas comenzaron a vibrar y la ñatha se elevó girando sobre sí misma despidiendo un exquisito aroma a lavanda.
-Somos flores voladoras y nuestra función es… pues volar.
-¿Y cómo es que puedes hablar? Las plantas no hablan.- Aseguró Arcimbolda
-Eso es porque todavía no conoces a los cardamomos y las crictusalias. En materia de charlatanería, las ñathas siempre fuimos tímidas…
Arcimbolda notó que el sol se ponía y le entristeció la idea de tener que abandonar a su nueva amiga para buscar refugio. Tras la puesta del sol, una nueva esfera luminosa se asomaba entre los montes. La ñatha le explicó que en Alzheimer amanecía siete veces. La jovencita preguntó confundida:
-En Alzheimer ¿Nadie duerme?, ¿Qué pasó con la noche?
-Claro que dormimos boba, tras siete visitas del Sol aparece la Media Luna. De todos modos ya tendrás tiempo de comprender nuestro reino. Lo que importa ahora es que, como gran aventurera, querrás adentrarte en los terrenos de Kotrumm. Pude notar el brillo en tus pupilas mientras mirabas el mapa.
-¿Qué tan malo puede ser? Nada atemoriza a Arcimbolda y su fiel compañero Boby.
-Pues te llevaré con el gran sabio del lago, él sabrá explicarte mi advertencia.
Mientras Arcimbolda se incorporaba, un numeroso grupo de ñathas comenzó a sobrevolar alrededor perfumando el camino. Sintió cosquillas en todo el cuerpo y se notó impregnada en lavanda desde los cabellos hasta la punta de los pies, que continuaban descalzos. Entonces las ñathas se alejaron velozmente dejando una estela violácea sobre el sendero que la conduciría al lago.
CONTINUARÁ...
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